viernes, noviembre 16, 2007

Matsuri!!!!


Con la excusa de encontrarse conmigo para prestarme algunos CDs, mi amigo Paco me invitó a un Matsuri, o festival japonés. Fue una experiencia divertida. Las instalaciones del club nikkei son estupendas. Además, la comida no estaba nada mal (importante detalle). A primera impresión, eran muy escasos los asistentes que carecían de ancestros japoneses, la mujer de Paco y yo incluidos en el grupo minoritario. Luego de comer yakimeshi y varios tipos de maki, Paco se animó a ir por unas cervezas, pese a las airadas protestas de su mujer. Para mí es evidente que la esposa de Paco intenta gobernar su vida. Sobre todo cuando se trata del alcohol. Labor imposible: Paco sigue siendo muy japonés para obedecer a una mujer (una tendencia que parece haber traspasado las barreras de la imigración y las generaciones). Por lo demás, siempre ha sido un hard-drinker incorregible.

Cuando íbamos por la cuarta o la quinta botella, Paco se puso de pie sin decirnos nada. Nos percatamos entonces de que no iba en busca de otra cerveza, sino que se estaba dirigiendo a la tarima principal y que comenzaba a subir los pocos escalones que la separaban de la superficie donde nos habíamos quedado nosotros.

Con gesto decidido Paco tomó un micrófono:

—¡Qué viva el Matsuri! — grito entusiasmadamente dirigiéndose a todos los presentes.

Silencio. Acaso apenas un tímido rumor de voces.

—¡Qué viva el Matsuri! — volvió a gritar Paco, con un entusiasmo digno de mejor causa.

Silencio. Risas nerviosas y aisladas.

Creo que recién en ese momento Paco se dio cuenta de que estaba haciendo el ridículo. Rápidamente pensó en un plan. O tal vez ya lo había concebido antes de decidirse a subir a la tarima.

—Tengo un anuncio importante qué hacer —dijo entonces con voz sumamente entonada—: Los señores de Pana Autos donarán un Toyota Avensis al primer miembro de nuestra comunidad que responda a una simple pregunta…

Aplausos. Ánimo. Cuchicheo de voces que se opacó súbitamente. Evidentemente nadie quería perderse la pregunta:

—Diga usted los títulos de los cuatro libros que conforman El mar de la fertilidad, la obra cumbre del escritor japonés Yukio Mishima.

Nuevamente un rumor informe. Logré escuchar que una mujer de mediana edad le preguntaba a otra (ambas parecían hermanas): ¿Historia de una geisha?

—Repito la pregunta, señores —dijo entonces Paco con un tono de voz que no podía esconder su más que evidente malicia—: Diga usted los títulos de los cuatro libros que conforman El mar de la fertilidad, la obra cumbre del escritor japonés Yukio Mishima.

Esta vez el rumor de voces no se había interrumpido, ni siquiera para permitir que la pregunta fuera escuchada nuevamente.

De pronto un joven gordo, con una especie de camisa-túnica roja y una banda sobre la frente, se puso de pie y gritó destempladamente:

—¡Paco! ¡Paco! ¡Lo sé! ¡Lo sé!, ¡Sé la respuesta!

El gordo parecía bailar de contento. El rostro de Paco dibujaba un innegable gesto de curiosidad:

—¿Y cual es la respuesta, Kenji?

Kenji respondió, con el pueril orgullo del que resuelve una adivinanza:

—¡Celica!, ¡Yaris!, ¡Camry!, ¡Corolla!