miércoles, noviembre 14, 2007

El trance de Renson

Mi buen amigo Nicolás Restrepo acaba de escribirme desde Bogotá para informarme de una situación por demás insólita.

Nuestro común amigo, el crítico y cronista Renson Said Sepúlveda (quien aparece en la fotografía) está siendo procesado por un juzgado penal de Cúcuta, por un supuesto delito de injuria y calumnia en contra del abogado Pablo Chacón Medina, quien, según el diario El Espectador, es "una de las personalidades intelectuales de la capital de Norte de Santander".

El origen del juicio sería el señalamiento hecho por Renson, en el sentido de que Chacón Medina —quien además de abogado penalista cultiva la poesía— “no sabe escribir” y “es mediocre, simulador, vanidoso, analfabeto e incapaz intelectualmente”.

El problema es grave. Renson puede ir preso. Además Chacón Medina solicitó una cuantiosa indemnización y el embargo de los bienes de Renson.

No conozco la obra del Chacón Medina. En consecuencia, no sé si podría estar o no de acuerdo con las opiniones vertidas por Renson. Sé además que Renson puede ser un crítico implacable y radical, un lector sin concesiones que toma partido con pasión. Pero también sé que existe en algunos escritores la inequívoca propensión de ir por el mundo ejerciendo la defensa de su obra. Ejemplos de este tipo hay por doquier, en esta época plagada de blogs y revistas. Quizá Chacón Medina represente una variedad radical de esta clase de escritor-defensivo. Un poeta abogado. Tenía que ser abogado.

Espero que la justicia de Cúcuta sea sensata y no ponga cortapizas al libre ejercicio de la crítica literaria. También querría esperar —aunque sé que sería en vano, tampoco soy iluso— que los Chacón Medina que pululan en los círculos literarios y culturales, aprendan que uno escribe por una necesidad interna y personal, y no para que otros digan que lo hace bien. Un escritor verdadero es aquel que deja que su obra se defienda a sí misma, y sigue escribiendo sin importar lo que digan los demás.

A Renson le envío mi amistad y mi solidaridad.