martes, octubre 03, 2006

Los dulces recuerdos


Leo en la edición digital de El País que Anita Ekberg, a sus 75 años, ha declarado a un diario sueco que ha visto tantas veces La dolce vita, que si tuviera que hacerlo una vez más "vomitaría". Al parecer tampoco guarda buenos recuerdos de la célebre escena en la Fontana di Trevi: "Allí estuve esperando con un vestido de noche en el agua congelada; hacía un frío del carajo. Cuando acabó la escena, no sentía las piernas y tuvieron que sacarme en brazos".

Por fortuna nuestra época cuenta con la memoria inconmensurable que le proporcionan los medios audiovisuales. Cuando al igual que Marcelo Mastroiani, aquel otro hermoso protagonista del filme y la escena, la Ekberg haya dejado este mundo y no esté entre nosotros —o en su lujosa residencia italiana, para ser más exactos—, las generaciones venideras podrán seguir deleitándose con esa figura irresistiblemente sugestiva y húmeda.

Su malestar y su vejez serán entonces nada más que un eco diluyéndose en la lejanía.