viernes, mayo 11, 2007

Lejanía

Cuando tiempo atrás comenzábamos a conocernos
yo no podía prever que tus rasgos esenciales —tu semblante
infinito, el cóncavo rumor de tus palabras,
tus miradas sentimentales
y marítimas—
terminarían adentrándose, íntima e inusitadamente,
en el laberinto multiforme de mi alma.

Conmigo están Cernuda y Rilke
que saben que toda belleza se asemeja a un ángel terrible
al que sólo puede quererse con olvido en lugar de persistencia.

Sin embargo nunca pensé que te perdería,
y que en tu alejamiento el amor iba a ser un fantasma ciego
que se desdibuja con el transcurrir de mi vida.