Cuando tiempo atrás comenzábamos a conocernos
yo no podía prever que tus rasgos esenciales —tu semblante
infinito, el cóncavo rumor de tus palabras,
tus miradas sentimentales
y marítimas—
terminarían adentrándose, íntima e inusitadamente,
en el laberinto multiforme de mi alma.
Conmigo están Cernuda y Rilke
que saben que toda belleza se asemeja a un ángel terrible
al que sólo puede quererse con olvido en lugar de persistencia.
Sin embargo nunca pensé que te perdería,
y que en tu alejamiento el amor iba a ser un fantasma ciego
que se desdibuja con el transcurrir de mi vida.
yo no podía prever que tus rasgos esenciales —tu semblante
infinito, el cóncavo rumor de tus palabras,
tus miradas sentimentales
y marítimas—
terminarían adentrándose, íntima e inusitadamente,
en el laberinto multiforme de mi alma.
Conmigo están Cernuda y Rilke
que saben que toda belleza se asemeja a un ángel terrible
al que sólo puede quererse con olvido en lugar de persistencia.
Sin embargo nunca pensé que te perdería,
y que en tu alejamiento el amor iba a ser un fantasma ciego
que se desdibuja con el transcurrir de mi vida.