miércoles, febrero 21, 2007

Periplo


Habíamos oído decir que el destino del viajero
era arribar al hogar, tarde o temprano.

Pero mientras tanto
nosotros seguíamos viajando en el Metro,
y pasando de largo, una y otra vez,
por la estación de Parque del Este.

En ese periplo recorrimos ciudades y museos,
conocimos variopintas personalidades,
y compramos algunas de las cosas inservibles
que todavía tú conservas —: collares de huesos y piedras blancas,
CDs de dudosos cantautores,
postales baratas con los cuadros de Miró.

Desde mi alcoba evoco el fervor
que sólo tu nombre me ha proporcionado.

Caminante de jornadas cortas, solías llamarme con tu voz de arena.

Un muro invernal y súbito ha separado tu corazón del mío.