Una vez captadas la imágenes de los jóvenes éstas se estancan y se petrifican, el tono de las voces jamás llegará a enervarse, sus pieles permaneciendo firmes y apenas marchitadas.
Quienes las conserven envejecerán poseyendo aquel recuerdo estático; las brechas de las edades irán profundizándose; o, en el caso de sus contemporáneos, comenzarán a figurárselos como seres cada vez más jovenes y lejanos.
Reviso algunas viejas fotografías, y experimento la peregrina sensación de ser más viejo que aquel par que nunca pensó en ser causa de mi existencia.