jueves, agosto 23, 2007

Nunca habrías pensado en un final como ése



Caminas como un sonámbulo, como un autómata perverso. O como cualquiera de los comemierdas que pululan por los alrededores: maricones, choros, vendedores de cds piratas, haitianos de la Tío Rico. Tu voluntad apenas repara en las escenas que toman forma en el interior de tus nervios ópticos. No es por costumbre, no es por aburrimiento ni siquiera. Jamás pudiste conformarte con este entorno día a día más inhóspito e infernal. Años atrás, recuerdas, tu hermano y tú se remojaron corriendo por estas mismas calles, emocionados mientras más de un transeúnte encantado o atónito sonreía frente a aquella danza de la lluvia de dos niños inmigrantes. Seguramente eran incapaces de adivinar su origen. ¿Quién puede imaginarse una geografía donde apenas llueve?